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Tenemos sal en el corcho

Feb 11, 2020



Sí, es cierto que las botellas de vino sufren cuando están expuestas al calor intenso…en el caso del vino, por encima de los 25 grados Celsius, es también muy cierto que un vino sufre cuando esta expuesto a temperaturas muy bajas (<5 grados Celsius) durante un período de tiempo prolongado. Una nevera casera tradicional debería garantizar una temperatura de 5 grados Celsius para poder conservar los alimentos con la modalidad correcta, por ende, conservar vino en la nevera de la casa, equivale a mantener nuestros vinos en “borderline” entre la vida y la muerte.

Unos de los factores que evidencian un “exceso de frio” en los vinos es la formación de pequeños cristales en proximidad del corcho, estos cristales resultan casi invisibles en los tintos y un poco más evidentes en los blancos y rosados.

Pero la pregunta es: ¿qué son estos cristales?

En primer lugar, hay que decir que, de por sí, los cristales no representan un defecto; la presencia de éstos puede asociarse a un exceso de baja temperatura y, como consecuencia, un deterioro del vino.

En segundo lugar, debemos explicar de dónde vienen los cristales.

El Ácido Tartárico y el Potasio, son dos elementos muy importantes en la uva y viven separados; durante la producción del vino (prensado de la uva) se unen y crean un ambiente de sobresaturación del mosto debido a que las levaduras, durante el proceso de fermentación, no utilizan estos productos modificándole la concentración. La solubilidad de todas las sales es influenciada por la temperatura así que, durante el invierno sucesivo a la vendimia, se genera una precipitación “natural” en la bodega; si no sucede en la bodega tenemos que esperarla (completa o en parte) en la botella que conservamos en nuestra casa…y más todavía si la conservamos en la nevera o, peor todavía, la olvidamos en la misma.

Cuando las botellas están acostadas, por un efecto físico, los cristales se adhieren al corcho,  quedándose muy evidentes al momento del descorche.